Solidaridad sí, pero...

Y es que casi siempre hay un pero. Pobres víctimas de los huracanes, los tifones, los tsunamis, los terremotos, las hambruna africanas, las guerras impúdicas pagadas con nuestros impuestos, la violencia machista contra las mujeres, la homofobia, la pederastia, la violencia familiar, el narcotráfico y las guerras—nuevo nombre a lo que antes se llamaba irresponsabilidad y estupidez —para acabar con él. Pobres hombres, mujeres, niñas y niños. Qué pena.
Abramos de inmediato grupos de Facebook, y listas de Twitter y pulsemos compulsivamente me gusta y compartamos las noticias de las desgracias y los crímenes y las inmundicias y las desvergüenzas.
Eso sí, que no nos pidan perder unos minutos en rellenar un formulario para que no lapiden a una mujer o para promover una ley que amplíe derechos, o que nos inscribamos en una asociación y ¡¡sólo faltaría!! que paguemos una cuota para que quienes sí querrían hacer, puedan hacerlo con los máximos medios posibles.
Indignémonos rapidito, que hay que unirse a otros grupos y pulsar me gusta y solazarnos con las cosas divertidas que también tiene la vida, que ya hemos cumplido y no puede una estar todo el día pendiente a tragedias, que dicen que si te centras en las cosas malas sólo te llegan cosas malas y no quiera Dios menudo Dios si las permite— o el Karma o lo que sea.
Porque a saber qué hacen con el dinero, con la de cosas que se oyen todos los días; tengo una amiga que se suscribió a nomeacuerdoqué y no paraban de llamarla a cada rato, y a un amigo le vaciaron la cuenta corriente por hacer pagos a vete a saber tú quién. Y si son pequeñas porque no las conozco y si son grandes porque sólo hay chupópteros y aprovechados. Y las ayudas no llegan, y se queda todo en quienes intermedian, y al final venden la ropa en los mercadillos que una vez me quisieron vender un vestido que di yo bueno, no era yo pero le paso a la vecina del quinto derecha de la prima de una amiga mía buenísima — y si el río suena agua lleva, y no seré yo quien tire la primera piedra, pero mujer prevenida vale por dos.
Somos una sociedad solidaridaria que lo flipas. Lo demás es no querer ver lo que hay y tomarse muchos derechos, que ya los pobres no son lo que eran y no saben estar en su lugar y casi ni te agradecen cuando les das su limosna y alguna vez hasta ponen mala cara porque veinte céntimos les parecen poco y si estuvieran trabajando en lugar de estar en la esquina al solecito tan ricamente sabrían lo que cuesta ganar veinte céntimos ¡claro, como a ellos no les afecta la crisis!
Tenemos telemaratones y casillas en el IRPF, y a veces hasta ponemos la ropa vieja —perdón, quise decir usada— en el contenedor apropiado, y un año en la campaña del Kilo de Navidad dimos dos en vez de uno y yo, además, he donado todos los órganos —total, una vez muerta —
Por cierto, ahora que lo pienso, lo de la donación de órganos no lo tengo muy claro...no recuerdo si tenía tiempo de pararme a rellenar las 3 casillas, pero bueno, al fin y al cabo la intención es lo que cuenta ¿no?.
Así que ¿Hay solidaridad o no hay solidaridad? Y sin peros. ¡No te jode con lxs aguafiestas!

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