Mujeres y feminismo en el mundo capitalista. Una reflexión sistémica

1. La perspectiva sistémica:

Para analizar la situación de las mujeres en el mundo capitalista desde una perspectiva sistémica es necesario tener en cuenta el cambio de paradigma respecto a  la epistemología que subyace al pensamiento anterior basada en la linealidad.

Causalidad circular vs linealidad
La ciencia clásica determinaba, bajo un modelo analítico y lineal, que el conocimiento era objetivo, con tendencia a preguntarse el por qué en base a una relación causa/efecto. Los conceptos sistémicos parten de la Cibernética, Teoría General de sistemas y Teoría de la comunicación humana (P.Watzlawick). El cambio fundamental que introducen está basado en la causalidad circular, donde el efecto retroactúa sobre su causa. De este modo, no sólo tenemos en cuenta que A causa un efecto en B, sino que también consideramos que B con su reacción provoca un nuevo efecto en A y así sucesivamente…

Engranaje sistémico
Teniendo en cuenta la T.G.S, por ejemplo, la sociedad española puede concebirse como un sistema formado por personas que se relacionan entre sí y dan forma a una estructura, compuesta por subsistemas (comunidades, provincias, ciudades, familias, pareja…) dentro de un suprasistema superior, como es el conjunto de España, que a su vez se enmarca en la UE. Los sistemas, por tanto, están organizados y pueden poseer jerarquías de poder, es decir,  unas partes tienen más poder que otras.
La causalidad circular sería el mecanismo por el que funciona y se mantiene determinado engranaje, mediante lo que se denomina retroalimentación.

Si la estructura, modo de organización y distribución de poder, etc…, permanece estática es producto de una retroalimentación negativa, produciendo una morfostasis del sistema mediante un proceso denominado homeostasis que corregiría cualquier desviación de la norma (o lo que se considera "normal"). Los cambios necesarios para ese mantenimiento se enmarcan dentro de soluciones basadas en "más de lo mismo" o cambios de primer orden. Es decir, se producirían los cambios adecuados para continuar ajustándose a la norma o cambios que, pese a intentar lo contrario, traerían como resultado que nada cambiase…

Sin embargo, hay también otro tipo de cambios, los denominados de segundo orden. Implicarían cambios de los cambios, en un giro de 180 º, y producirían una crisis en el orden actual que daría por resultado una modificación de la estructura organizativa y reparto de poder, provocando una morfogénesis que desembocaría en una mejor adaptación del sistema a las "necesidades" de sus partes componentes. Este es un cambio de crecimiento y desarrollo, en el que la norma sería modificada.

2. Los conceptos sistémicos aplicados a la sociedad capitalista patriarcal:


El capitalismo es una forma de organización económica basada en los principios de la propiedad privada, el individualismo económico, la competencia y el mercado libre.  


Las sociedades capitalistas, estructuradas en clases sociales que resultan funcionales al sistema, toman el sexo como una variable más de organización y reparto de poder, en donde ya sabemos el lugar que ocupa cada cual. Para mantener esta organización se han contado con numerosos guardianes de la homeostasis  que corregirían cualquier desviación. El impulso básico de estos guardianes es el machismo. Sus herramientas reguladoras podemos encontrarlas en todas las esferas que van desde lo público a lo privado e íntimo, articulados mediante lo que se han denominado roles de género. Estos guiones nos hablan de la necesidad de instaurar determinados pensamientos, sentimientos y comportamientos bajo la óptica del patriarcado.

La máquina patriarcal funciona gracias a esta gasolina machista que puede repostarse a través de los agentes de socialización "bien adoctrinados" (escuela, familia, grupo de iguales, medios de comunicación…), que han procurado inculcar y reforzar valores en las mujeres como: la abnegación, docilidad, pasividad, fragilidad, introversión, sensibilidad, dependencia, responsabilidad, recato, fidelidad, etc…empleando la gran herramienta manipulativa del "sentimiento de culpa" como correctivo y agresor de cualquier tipo de movimiento hacia la autonomía y autoestima. Dichos valores, encajan a la perfección con su opuesto masculino en una complementariedad rígida: racionalidad, rebeldía, violencia, infidelidad, actividad, expresividad, independencia…

a) El empoderamiento femenino: las "fugas" del sistema.


A lo largo de la evolución del capitalismo, la "familia productiva" dio paso a una "familia de consumo" en donde se hizo necesario dar cabida a las mujeres en el mundo laboral, tanto para que se mantuviese el consumo, otorgando recursos a la familia, como mantener el sistema siendo mano de obra más barata.


La introducción de las mujeres en el mercado laboral, que parece dar la posibilidad de un mayor empoderamiento, sin embargo dista de ser igualitaria: desigualdades salariales, mayor paro femenino, menor número de mujeres en consejos de administración empresarial…En concreto, en España nos situamos a la cola de los países de la OCDE en su integración al mercado laboral. A esto hay que añadir todo lo relacionado con las dificultades de conciliación familiar y el debatido "techo de cristal", que reflejan esta situación de discriminación patente. Desde la perspectiva sistémica, estas situaciones de desigualdad funcionarían como un límite correctivo homeostático, que intenta corregir estas "fugas" en el sistema.

b) El feminismo, un cambio de segundo orden, explicado desde la Teoría de los Juegos:

Juego suma NO cero vs Juego suma NULA
Esta teoría, introducida por Von Neuman en 1928, nació como una herramienta matemática para el análisis de las relaciones sociales y se aplicó, en un principio, a las estrategias relacionadas con  la toma de decisiones en la conducta económica, para después aplicarlo a muchas clases de conductas interpersonales. Gracias a ella, podemos destacar dos tipos de juegos relacionales:
  1. Juegos de suma nula: hacen referencia a situaciones en las que la ganancia de un/a jugador/a y la pérdida de su antagonista siempre suman cero. Se trata de una competencia pura (ganar vs perder).
  2. Juegos de suman no nula: describen situaciones en las que la ganancia y la pérdida no están inversamente establecidas y, por tanto, no necesariamente suman cero. Pueden ser directamente fijadas implicando una colaboración pura y, también parcialmente con un motivo mixto.
Teniendo en cuenta esta teoría, el feminismo con sus objetivos de igualdad y equidad de género pretende instaurar un guión enmarcado dentro de un juego de suma no nula (ganar-ganar), basado en la cooperación. Introducir y aceptar socialmente sus planteamientos supone un cambio morfogenético de la organización patriarcal, debido a las modificaciones en la distribución del poder y en su juego de suma nula. Así que, despertar las resistencias patriarcales con el foco de atención en lo que creen perder, y no en la situación de ganancia colectiva, es fundamental para que nada cambie.

Una de las formas de resistencia busca tergiversar la finalidad del feminismo redefiniéndolo como una lucha de poder (ganar vs perder)Así queda ajustado a la óptica machista, que equipara su finalidad a la de obtener un matriarcado dominante que defiende la superioridad de la hembra al varón. De este modo, cualquier cambio social igualitario podría conllevar a la destrucción de lo masculino. Si el feminismo o/y las/os feministas entramos en su juego estaríamos cayendo en una trampa de retroalimentación negativa…

3. Hacia la sinergia:


El movimiento feminista y quienes formemos parte de él, desde este análisis sistémico, es importante que construyamos y actuemos guiándonos por soluciones que se ajusten a ese juego de suma no nula colaborativo, en el que ambas partes ganan, para favorecer y fortalecer los cambios de segundo orden en el sistema, que provocarían una verdadera modificación morfogenética.

Tener en cuenta las trampas que se nos presentan puede ayudarnos a este fin.Tanto si en la búsqueda de nuestros objetivos optamos por entrar en escaladas simétricas (luchas de poder), donde situándonos a la par competimos por ver quién es "más igual", como si aceptamos la complementariedad rígida que plantea el patriarcado, que nos sitúa en polos contrapuestos, estaremos favoreciendo la continuidad de este sistema al jugar con las reglas competitivas de la dicotomía del "o" (ganar o perder). Todas nuestras energías de cambio no harían más que retroalimentar un juego sin fin homeostático, mantenido por soluciones enmarcadas dentro del "Más de lo mismo", necesariamente dependientes del machismo del sistema patriarcal.

Respecto a esto último, me parece interesante reflexionar y tener en cuenta que en ocasiones dentro del movimiento feminista se entra en escaladas simétricas que pretenden valorar qué o quién es más feminista. Este juego patriarcal competitivo no hace más que separar las energías y distanciarnos de la sinergia colectiva necesaria para fortalecer los cambios hasta ahora establecidos. La autocrítica constructiva es positiva, pero las formas son fundamentales y si entramos en dicotomías absolutistas estaremos desviando nuestra atención de los objetivos, además de procurar "cambios que no cambian nada…".

Autora: Esmeralda Fernández


Comentarios